Modificación de la Ley de alquileres en el tiempo
Antes de hablar de la ley de alquileres de la provincia de Buenos Aires, intentaremos dilucidar porque llegamos a esta situación.
Desde hace 70 años el populismo en Argentina en sus diferentes formas mórbidas, sean democráticas o dictatoriales, de derecha o de izquierda, ha deformado todos los valores morales, sociales y económicos de tal manera que la población en general aplaude leyes que terminan por empobrecerla, dejándola en una situación más vulnerable de la que estaban antes de aplaudirlas.
La ley de alquileres es un claro ejemplo de ello, a mediados del siglo pasado se intentó regular el precio de los alquileres poniendo topes a los valores.
El resultado fue tan catastrófico para las relaciones entre inquilinos y propietarios que era prácticamente imposible arrendar una vivienda dado que los propietarios preferían retirar los inmuebles del mercado y dejarlos como reserva de valor antes que ocuparlos.
En pleno siglo 21 parecemos aprender poco o nada en ésta materia. El estado de la ciudad de Buenos Aires en el año 2017 sanciona una ley de alquileres que afectó a la actividad inmobiliaria, específicamente al servicio de la intermediación inmobiliaria, al decretar sin mayores fundamentos, que los martilleros deban trabajar gratis para una de las partes en detrimento de la otra, o como argumentaremos más delante, de la propia parte que pretende proteger.
Es decir que de un plumazo y haciendo letra muerta la constitución nacional en el derecho más básico que es el de trabajar libremente, impone que los martilleros tengan prohibido percibir honorarios al futuro inquilino por el servicio de intermediación que ellos mismos solicitan, debiendo cobrar todo ese costo al propietario, otra vez sopa.
Que pasará entonces? Todos más pobres y un Estado más autoritario.
Las suma de éstas leyes supuestamente sociales y sensibles no han causado otra cosa más que más pobreza e injusticia.
El déficit habitacional en Argentina es de 3.5 millones de hogares. Sí, leyó bien hay 14 millones de personas que no viven en hogares dignos desde hace años por no decir décadas.
Comprar una casa en las condiciones macroeconómicas del sistema populista actual es prácticamente imposible.
Hoy a Septiembre de 2018 la devaluación de la moneda nacional lleva un 75% en menos de 12 meses. Para comprar una casa de USD 100.000 dólares mediante un crédito hipotecario un trabajador deberá ganar un sueldo de $ 120.000. Sí, otra vez leyó bien casi cuatro veces más que el salario promedio.
Entonces, cuál es la salida a ésta barbarie populista?
La respuesta la tenemos en el sector privado ya que es innegable que el ahorro de la clase media en las últimas décadas se volcó más al ladrillo que a los bancos argentinos más preocupados por la timba financiera con el Estado que en cuidar el ahorro de sus clientes.
En los periodos de recuperación económica el sector privado, sobre todo la clase media, históricamente ha invertido en la compra de un departamento, dúplex o casa chica para inversión, siendo el único agente económico que realmente expande la oferta de las viviendas con fines de alquiler.
Por ende la contrapartida beneficiosa de ello es el crecimiento del mercado de alquileres donde los martilleros ocupamos el lugar de reguladores libres y eficientes de este mercado mediando y fijando un precio justo entre los propietarios e inquilinos, de acuerdo al libre juego de la oferta y la demanda.
Sabemos que éstos términos para el político populista son como un collar de ajos en el cuello de un vampiro, pero no hay otra forma de crear riqueza que la libertar económica.
Prueba de ello es el crecimiento del mercado de inmuebles para alquiler que se ha duplicado en los últimos años sin las restricciones como la que se propone instalar con ésta ley, posibilitando que más inquilinos alquilen y por supuesto que más propietarios inviertan en la construcción.
Ley de alquileres en la provincia de Buenos Aires – Proyecto
Las leyes de alquileres de los países prósperos en general regulan lo menos posible evitando carterizaciones y monopolios. Se centran en las nuevas formas de contratación y costumbres siendo restrictivos sólo en casos muy excepcionales, no son tontos, si una ley destruye un mercado legal y prospero, no la aplican por más linda y justiciera que suene en tiempos electorales.
En el reino del revés de Argentina todo lo contrario, parece que ir a contramano del mundo civilizado gusta más. Los atajos económicos suelen ser la carnada que tiene el político populista de turno para captar a sus presas que son en éste caso los inquilinos.
La provincia de Buenos Aires se dispone a aplicar la misma ley de alquileres que implementó la ciudad de Buenos Aires, que básicamente castiga al sector inmobiliario por ser tan hereje de querer cobrar sus servicios de intermediación. Una locura inadmisible en un país donde parece que todo debe ser gratis.
Cuál será el efecto inmediato de ésta ley?
Muy sencillo, en la vida nada es gratis. No importa lo que diga el politiquero barato de turno, que juega al justiciero con plata ajena (La suya, ganada sin esfuerzo, la cuida muy bien en paraísos fiscales).
Lo que pasará si se saca del medio a los martilleros públicos, cosa que intenta hacer el proyecto de ley de alquileres de la provincia de Buenos Aires, es que el mercado de alquileres se achicará drásticamente, sintiéndose más en los lugares más pobres como el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Elevándose los valores de los alquileres y precarizándose el mercado.
Los propietarios y los inquilinos a la hora de pactar un alquiler, se acercan a las inmobiliarias, no tocan la puerta de los legisladores para que le hagan un contrato o para que le publiquen y comercialicen una propiedad para alquilar y ello tiene un costo y DEBE generar una ganancia para que el martillero pueda vivir (nos parece a ésta altura del siglo XXI una locura tener que aclarar ésta cuestión). Esta obviedad la ley de alquileres de la provincia de Buenos Aires la quiere suprimir.
La ley de Alquileres de la Provincia de Buenos Aires no podrá con su fin y generará más pobreza
De aprobarse y aplicarse éste proyecto de ley, los martilleros que sobrevivan (se calcula que sólo en Capital Federal el sector dejó sin trabajo a más de 4.000 personas / familias), trasladarán al propietario el costo de intermediación que el Estado gentilmente le regala al inquilino, y éste lo pasará el precio como un costo más.
En la actualidad el 90% del mercado prefiere la intermediación de un martillero en sus alquileres, sea dueño o inquilino.
Asimismo aumentará artificialmente la oferta de alquileres por parte de “dueños directos” que probaran un tiempo ver si pueden llevar a cabo un alquiler sin intermediarios, cosa que en un principio el politiquero populista y el ingenuo inquilino festejarán (destacamos que no son todos los inquilinos por suerte) , pero al poco tiempo se darán cuenta que los valores de alquileres que el dueño directo le fije, serán los mismos que lo fijados por los martilleros ya que somos grandes influyentes del mercado inmobiliario, puesto muy bien ganado a fuerza de brindar un servicio que es reconocido por la mayoría de los agentes económicos del mercado de alquileres.
Que pasara entonces con ésta nueva ley de alquileres en la provincia de Buenos Aires, se lo detallamos en ítems para que lo vea más gráfico:
1) Se achicará el mercado de alquileres y se precarizará.
2) Cerrarán inmobiliarias y quedarán trabajadores del sector en la calle.
3) Al precarizarse el mercado de alquileres, la construcción de viviendas para inversión caerá y por ende la oferta de viviendas para alquiler. Aumentando más el valor por la escasez.
4) Los martilleros que sobrevivan trasladarán el costo de intermediación del inquilino al propietario y éste al precio. Hermoso circulo vicioso artificial.
5) Los “dueños directos” miraran los precios de los dueños que confían en las inmobiliarias y querrán ganar lo mismo elevando su pretensión en los valores.
6) El Inquilino de todas formas alquile o no por inmobiliaria terminará pagando el costo de la intermediación, dado que ésta distorsión aplicará a todo el mercado por igual. Podemos decir que si un inquilino no alquila por inmobiliaria pagará de todas manera el costo de la distorsión del populismo económico.
7) El político con su politiquería irresponsable intentará ocupar el lugar de las inmobiliarias creando agencias estatales de intermediación lo que hará huir aun más a los inversores, ni hablar de la precarización del servicio.
Para terminar y viendo el resultado del estado económico y social de nuestro querido país hacemos un llamado a la cordura de la clase política argentina para que se ponga los pantalones largos y genere leyes de crecimiento y desarrollo y no de castigo al que trabaja y genera riqueza. La república Argentina tienen un 35% de pobres y millones de personas sin hogar, leyes como ésta no ayudan en nada a resolver los graves problemas del país, todo lo contrario.